En esta pequeña muestra del ritual carnavalesco, que todavía se mantiene vivo al amparo de los Pirineos, se reviven una serie de fiestas tradicionales que se celebran en torno al solsticio de invierno.

Este rito ancestral, considerado uno de los más ricos y tradicionales, refleja un mundo cargado de simbolismo con la presencia de la danza para dar orden y rigor. Un breve pero intenso recorrido por las coreografías de la Bolant-dantza de Baja Navarra, danzas de Lapurdi, el Iantza Luze, Polkas y Martxak que se apoyan en un rico repertorio musical  lleno de cambios y contrastes.

Cintas de colores, flores y pasamanerías doradas logran dar realce a los trajes de Baja Navarra y Lapurdi. El colorido de las faldas y las cintas de raso al girar consigue crear un arco iris de color en el escenario complementado con el sonido de los cascabeles o del golpeteo de las makilas.

Pero sin duda, si algo marca la singularidad en cada pieza, es el continuo cambio de sombreros, de los chicos; unas veces una boina roja con borlón dorado, otras un graciosos sombrero verde con flores, o la elegante kaska dorada que estiliza la figura, y la pequeña kaska roja de flores.